Un equipo de investigadores chilenos del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) evalúa el estado actual de estas áreas subacuáticas que brindan refugio y son sitios de reproducción y alimentación para cientos de especies.
Macrocystis pyrifera es un alga parda, conocida comúnmente como huiro o sargazo, que puede llegar a medir hasta 90 metros de largo, duplicando el tamaño de la ballena azul. Es considerado el organismo vivo de mayor tamaño en la tierra y forma densos bosques bajo el mar, los que poseen gran importancia ecológica en los ecosistemas marinos, pues son el refugio y hábitat de diversas especies. Se distribuyen principalmente en aguas templadas-frías y en las zonas sub-árticas y sub-antárticas. Pese a ello, en la Patagonia, existen escasas investigaciones a largo plazo que permitan evaluar su estado actual.
A raíz de lo anterior, un equipo de científicos del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh), en su tercera campaña a Estrecho de Magallanes, los fiordos australes y el Canal Beagle, realizó un levantamiento de información clave.
En Chile, el sargazo se distribuye desde Arica al Cabo de Hornos, desde la zona intermareal hasta unos 30 metros de profundidad. También se encuentra ampliamente en el hemisferio norte, desde Alaska a Baja California. En el hemisferio sur, es posible hallarlo en Sudáfrica, Perú, el sur de Australia, Nueva Zelanda, islas sub-antárticas y la costa atlántica de Sudamérica.
En 1834, Charles Darwin se impresionó con los bosques submarinos. Los comparó con bosques tropicales por la gran cantidad de organismos que viven asociados a él, incluso fue capaz de visualizar la relevancia ecológica de esta gran macroalga para los pueblos indígenas patagónicos. Este tipo de comunidades sargazo tienen tres importantes funciones: brindan refugio, son áreas de reproducción y son zonas alimentación para cientos de organismos, entre ellos, diversos peces nonoténidos y la centolla, una especie de gran importancia comercial para la región de Magallanes y Antártica Chilena.
“En condiciones óptimas, los bosques de huiro pueden lograr tasas de crecimiento de hasta 50 cm diarios. En los ecosistemas marinos su importancia es tal que se consideran los centinelas de cambio climático”, asegura el ingeniero en acuicultura y estudiante de doctorado biología marina del Centro IDEAL, Mauricio Palacios.
Durante la campaña, los científicos se centraron en estudiar cómo los bosques de Macrocystis pyrifera se ven afectados por la descarga de agua dulce, utilizando para ello un gradiente ambiental natural que se produce desde la desembocadura del río Yendegaia, que arrastra sedimentos de los glaciares Stopanni y Bower, hasta el Canal Beagle.
“Analizamos la fisiología y diversidad de los bosques subacuáticos en dos lugares de contrastes del Fiordo Yendegaia: uno donde existe mayor influencia de agua dulce y sedimentos producto de los deshielos y otros donde el efecto es menor”, afirma el Dr. Erasmo Macaya, jefe de la tercera expedición del Centro IDEAL, quien además agrega que “los bosques submarinos en Fiordo Yendegaia representan un laboratorio natural que puede ayudar a comprender los efectos del cambio global en estos importantes organismos”.
Importancia comercial
Además de la importancia ecológica, los boques de sargazo constituyen un valioso recurso comercial. Por ejemplo, Macrocystis pyrifera es cosechada con el objetivo de ser utilizada como alimento en cultivos de abalón, para la producción de biocombustibles, fertilizantes y extracción de “alginatos”, geles presentes en las paredes celulares del alga y que son usados ampliamente en la industria alimenticia (como espesantes de varios productos que usamos a diario) en salsas, jarabes, mayonesa, industria farmacéutica (en antiácidos y microencapsular medicamentos).
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