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Pulgas de mar podrían no adaptarse al cambio global

Por Lorenzo Palma / 14 de agosto de 2018
Ignacio Garrido
Los anfípodos, pequeños crustáceos que viven en las zonas costeras, no sobrevivirían a un aumento de las temperaturas
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Una investigación del Centro IDEAL reveló que los anfípodos, pequeños crustáceos que viven en las zonas costeras, no sobrevivirían a un aumento de las temperaturas.

Experimentos del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh) revelaron que, en la Antártica, los anfípodos –pequeños crustáceos conocidos comúnmente como pulgas de mar y cuya importancia es fundamental para la dieta de peces antárticos– podrían no adaptarse al cambio global.

Las investigaciones, que se desarrollaron en el marco de la Expedición Científica Antártica (ECA) 54, fueron lideradas por el investigador de Centro IDEAL y académico del Instituto de Acuicultura de la Universidad Austral de Chile, Dr. Kurt Paschke.

“Los anfípodos viven asociados a piedras, rocas y algas. Cuando los hielos se derriten, se ven expuestos a un cambio de la salinidad del agua en el que habitan”, explica el Dr. Paschke.

Con el objetivo de estudiar la fragilidad con la que estos crustáceos enfrentan el cambio global y las repercusiones que puede tener para otras especies de la Antártica, el Dr. Paschke junto al investigador Dr. Luis Vargas-Chacoff, el asistente de investigación Alejandro Ortiz y la estudiante del doctorado en Ciencias de la Acuicultura de la UACh Julia Saravia, realizaron experimentos donde sometieron a los anfípodos a diversas temperaturas.

Para lo anterior, el equipo del Centro IDEAL trabajó con Gondogeneia antarctica, anfípodos que juegan un rol clave en las tramas tróficas del continente blanco, pues son presas de diversos animales que habitan allí. Tras ser recolectados en Bahía Fildes, los crustáceos fueron expuestos a temperaturas de 2, 5 y 8 C°. En primera instancia, a 5 y 8° C, el aumento en metabolismo indicó condiciones altamente estresantes. Al someterlos a una temperatura de 11 C°, ninguno sobrevivió un día completo.

El grupo de trabajo también realizó una comparación entre los anfípodos y los peces antárticos. “Los anfípodos resultaron ser más sensibles que los peces, en particular que el Harpagifer antarcticus, su principal depredador”, asegura el Dr. Paschke y agrega que los peces sí fueron capaces de tolerar hasta 11 °C durante diez días.

Paralelamente, se detectó que la combinación de baja salinidad y alta temperatura afectó considerablemente a la especie. Las condiciones de incremento de temperatura, derretimiento de hielo e ingreso de agua dulce serían lapidarias para los pequeños animales.

A raíz de lo anterior, las tramas tróficas superiores de los sistemas antárticos también podrían verse afectadas. Los depredadores que se alimentan de estos anfípodos podrían tener, incluso, más problemas con el cambio global: es posible que se vean en la necesidad de buscar otros alimentos

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