En un esfuerzo mancomunado entre el Centro de Humedales (CEHUM), Comunidad Humedal, SAG y CONAF se realizaron talleres en Punucapa, Locuche y La Punta, con el objetivo de dar a conocer las formas en que la comunidad se puede organizar para el control del visón.
Para nadie es un misterio el efecto devastador en la fauna silvestre y doméstica que tiene la presencia del visón. Con preocupación, las autoridades, comunidad científica y general han visto como esta especie introducida en las regiones de Magallanes y Aysén entre 1930 y 1970 ha comenzado a distribuirse rápidamente y ha comenzado a atacar aves de corral y diversas especies silvestres.
Desde 2014, el SAG trabaja en un programa regional de control del visón que ha logrado capturar casi 3000 ejemplares en las provincias de Valdivia y El Ranco. Sin embargo, su presencia en el Santuario del Río Cruces es muy preocupante ya que no obstante han sido capturados casi 300 visones, sigue ocasionando la muerte de cisnes de cuello negro, de taguas y otras aves que viven en el humedal.
Es por ello que en un esfuerzo conjunto entre el Centro de Humedales de la Universidad Austral (CEHUM), Comunidad Humedal, CONAF y el SAG se realizaron tres talleres ciudadanos en las localidades de Punucapa, Locuche y La Punta, con el objetivo de compartir las experiencias que tienen los vecinos con esta especie, dar a conocer porqué es tan dañino y cómo en forma conjunta y coordinada se puede trabajar para su control.
Ignacio Rodríguez, director del CEHUM, dijo que saber de este tema es clave ya que “sin una coordinación con la comunidad, la tarea se hace imposible de resolver. Si es que tenemos un chance, porque es muy complicado el manejo de esta especie introducida, tiene que estar de la mano con la comunidad que está siendo afectada”.
Asimismo, Luisa Aros, presidenta de la JJVV de Punucapa y tesoresa de Comunidad Humedal, valoró esta instancia, especialmente por el daño económico que produce el visón en las comunidades. “Gracias a los guardaparques del sector han disminuido, pero todavía quedan y la gente no se atreve a seguir con su crianza de aves. La única manera es recurrir a los organismos del estado para que nos ayuden. Es una tremenda pérdida para personas que son gente humilde y que tienen sus crianzas de aves, pero el hecho de ser una plaga significa que hacen un daño enorme y la situación económica de estas personas disminuye considerablemente”, afirmó.
Los talleres contaron además con la presencia de guardaparques del Santuario del Río Cruces que administra CONAF y con personas que se han especializado en la captura de visones, quienes compartieron sus experiencias para demostrar que un control comunitario es posible y muy necesario si se las quiere mantener a raya y disminuir los perjuicios que ocasionan.
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