Los ganadores del Premio Nobel de Medicina 2020 son los investigadores Michael Houghton, Charles M. Rice y Harvey J. Alter. La Sociedad Chilena de Gastroenterología (SChGE) destacó el gran aporte de este último en los avances para el tratamiento efectivo de la Hepatitis C, mejorando su cura de un 30 a un 99% en Chile.
En la década de los 70, solo se había logrado identificar los virus de la hepatitis A y B. En esos tiempos se observaban frecuentemente casos de hepatitis después de transfusiones sanguíneas, a la cual por más de una década se llamó “hepatitis no A, no B”, pensándose que probablemente era producida por un virus no conocido.
El doctor Harvey Alter realizó experimentos en primates, en los que confirmó que, al transfundir sangre infectada, el mono desarrollaba hepatitis, sin ninguna secuela grave en su salud. Logró además caracterizar la evolución de esta hepatitis en humanos, sin embargo, a pesar de los estudios de microscopía electrónica y filtración, no se lograba identificar el virus.
De acuerdo al Dr. Alejandro Soza, Past President de la ACHHEP, Asociación Chilena de Hepatología, filial de la SChGE, “recién en 1989, el Dr. Houghton logró identificar el virus (que se le llamó virus de la hepatitis C) luego de clonar material genético presente en la sangre de un primate infectado y buscó la reacción con anticuerpos humanos; un estudio muy minucioso que se extendió por años hasta encontrar la respuesta exacta”.
“Gracias a este descubrimiento, se desarrolló un examen de sangre, capaz de detectar el virus y así evitar el contagio. Asimismo, el descubrimiento permitió caracterizar diversas proteínas del virus que permitieron el desarrollo de antivirales orales específicos muy efectivos, que logran tasas de curación del 99%, que son los que están actualmente incorporados en la canasta GES de hepatitis C en Chile”, agrega.
En términos de muertes, las hepatitis virales equivalen a más de dos pandemias por coronavirus cada año. Hoy existen 325 millones de personas en el mundo viviendo con hepatitis B o C, de los cuales 290 millones no están diagnosticadas.
En el año 2016, bajo el auspicio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los gobiernos del mundo se comprometieron a eliminar las hepatitis virales con un plazo límite al año 2030. Al respecto, el Dr. Soza añade que: “la eliminación de las hepatitis virales se define con parámetros muy concretos: disminución de las nuevas infecciones en un 90% y disminución de la mortalidad en un 65%. Hoy, este objetivo parece difícil de lograr, aunque no imposible”.
El Dr. Juan Pablo Roblero, presidente de ACHHEP, enfatiza a que pesar de que las guías clínicas actuales promueven mejores mecanismos de detección y que la canasta GES posee tratamientos de estándar global, aún se necesita redoblar esfuerzos para alcanzar estas metas de la OMS.
“Es importante detectar y tratar a los pacientes precozmente, antes de que presenten una enfermedad hepática avanzada. Generalmente los individuos infectados en etapas iniciales no tienen síntomas y los exámenes de rutina pueden ser normales. En muchos países, incluso con tasas de infección bajas, similares a las nuestras, se ha propuesto realizar el examen para detectar el virus C de forma más universal, en todas las personas mayores de 18 años por lo menos una vez en la vida, lo cual finalmente ha resultado ser costo efectivo”, finaliza el Dr. Roblero.
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