Continuamos con el reportaje especial de Fiestas Patrias “Valdivia, ciudad leal al rey” que investiga los primeros años del proceso de emancipación de Chile y la postura de los valdivianos que, en un principio apoyaron la causa patriota, pero que finalmente debieron ceder cuando los realistas recuperaron el gobierno de la ciudad.
Según el libro Breve Historia de Valdivia de Isabel Montt, tras el “Golpe de Todos los Santos” el entusiasmo patriótico fue declinando, más aún cuando la Junta de Gobierno de Santiago decidió suprimir la guarnición militar de Valdivia y trasladar sus destacamentos a la zona central. El libro de Montt destaca que aquello era una afrenta para la ciudad porque se la privaba de su principal mercado consumidor, era casi como “matarla” y dejarla a la merced de los caprichos santiaguinos, sentimiento valdiviano que permanece, incluso hasta nuestros días, con la capital del país.
Asimismo la lucha de poder entre José Miguel Carrera -quien derrocó a la Junta de Gobierno y asumió el poder en Santiago en noviembre de 1811- y Juan Martínez de Rozas -ex vocal de la Junta de Santiago y presidente de la Junta de Concepción- hastiaba a los valdivianos. Carrera estaba en total oposición a Concepción, plaza más cercana a Valdivia, por lo mismo de manera solapada alentó a la guarnición valdiviana a un contragolpe para quitarle poder a Juan Martínez de Rozas, sin sospechar que dicho ardid sería un tiro que le saldría por la culata y que a la larga perjudicaría a los patriotas. Una vez más las aspiraciones personales derrumbaban los anhelos de una mayoría. A veces la historia no cambia.
¡VIVA EL REY Y MUERAN LOS DESLEALES!
Como la decisión de sacar a la guarnición militar era a todas luces desfavorable para Valdivia casi nadie se inmutó cuando se produjo la contrarrevolución realista el 16 de marzo de 1812.
Un oficial realista, el capitán Julián Pinuer, que al producirse el “Golpe de Todos los Santos” de 1811 estaba de comandante en el fuerte de San José de Alcudia de Río Bueno, estaba convaleciente de una enfermedad en Valdivia. Él junto al vecino Lucas Molina resolvieron ocupar los cuarteles de la ciudad, artillería y pólvora y para ello fueron apoyados por los subtenientes Antonio Adriasola y Juan de Dios González, más el ministro Juan Gallardo Navarro. El grupo tomó contacto con José de Berganza, el ex comandante de artillería que estaba retenido en el puerto.
El libro “Nueva Historia de Valdivia” del padre Gabriel Guarda relata que a eso de las 2 de la madrugada del 16 de marzo de 1812 los conjurados se tomaron la guarnición valdiviana y formaron una Junta de Guerra que presidió el capitán José de Ulloa por ser el oficial más antiguo. Esta junta dispuso poner guardias a los vocales de la junta patriótica, vale decir al presbítero José Pedro Eleysegui -considerado líder y cerebro de la revuelta de los patriotas-, al alcalde José Manuel Lopetegui, al alguacil mayor Santiago Vera, al presbítero Laureano Díaz y al capitán Gregorio Henríquez. Jaime de la Guarda logró huir.
Ya avanzado el día se formó a la tropa en la plaza de la ciudad y tras disparar dos cañonazos como señal previamente acordada se izaron las banderas realistas. Gran parte del pueblo acudió movido por la curiosidad y ante su presencia el batallón renovó el juramento a las reales banderas. Los valdivianos, sin remordimientos, gritaron: ¡Viva el Rey Fernando VII!, ¡Viva la Suprema Regencia Española!, ¡Viva el excelentísimo señor presidente de la capital don José Miguel Carrera y mueran los desleales! El presidente de la anterior junta, el coronel Ventura Carvallo, asumió también como presidente de esta junta de guerra.
Los valdivianos patriotas fueron desterrados al archipiélago de Juan Fernández y otros encarcelados en los fuertes. Al cura Eleysegui lo llevaron al castillo de Río Cruces y al ponerse a injuriar a la junta el comandante de la unidad, Francisco Buenrrostro, le exhibió un par de grilletes y lo encerró con dos guardias. Fue la venganza de Buenrrostro, pues meses atrás Eleysegui lo había hecho encarcelar, precisamente en el mismo fuerte donde él estaba ahora prisionero.
VALDIVIA SE BURLA DE CARRERA
Mientras tanto en Santiago el 22 de marzo de 1812 José Miguel Carrera recibió el acta de la instalación de la junta que, al mismo tiempo, le juraba lealtad a él. Recién a fines de mayo los santiaguinos cayeron en cuenta de que la junta de guerra de Valdivia era leal al Rey y a España. La carta que enviaron a Valdivia fue categórica: “En Chile no hay presidente, ni el Reino se somete a la Regencia de España. Su institución, su orden y su poder están revestidos de las nulidades y vicios que proclama Valdivia contra su Junta, y por eso la destrozó y acabó”.
La ciudad de Valdivia con el tiempo adhirió dependencia del Virreinato del Perú. Carrera se vio burlado y hasta fines de agosto buscó “el modo más pronto para reducir a los infames de Valdivia”, según escribió.
Según el libro del padre Guarda, los enemigos de Carrera no dejarían pasar su lamentable intervención: “fuisteis causa de la pérdida de Valdivia”, dijo el periódico El Duende en 1818.
TROPA DE ELITE REALISTA
Valdivia, junto a Chiloé, pasó a ser el baluarte de la reacción contra los independentistas. En el contexto de aquella época la autoridad del Rey de España era respetada y venerada y para los jefes valdivianos el movimiento patriótico era visto como la rotación de caudillos, divisiones, odios y pasiones que, agregado a la total bancarrota, hacía vislumbrar un sombrío panorama para el reino. El padre Guarda cita además a DiegoJosé Benavente de que los oficiales de Valdivia: “habían sido educados bajo el régimen colonial y serían sus más ardientes sostenedores”.
Desde el Virreinato del Perú se envió en 1813 al brigadier Antonio Pareja con la misión de recuperar a Chile para el rey. Pareja llega a Valdivia a ocupar el cargo de gobernador de la ciudad e inicia la formación de un ejército con la idea de tomar Santiago. Oficiales valdivianos como Berganza, Molina, Justiz y Vergara le ayudan en la tarea.
La Guerra de la Independencia podría ser vista casi como una guerra civil, pues en ambos bandos había chilenos realistas y chilenos patriotas. Las tropas realistas en su mayoría estaban formadas por soldados valdivianos y chilotes y sólo unos pocos españoles que representarían un 10 por ciento. El Regimiento Talavera, un importante cuerpo del ejército español que luchó contra los franceses, llegó a Chile sólo con un batallón cuyos efectivos nunca habían combatido en España.
El ejército que estaba acantonado en Valdivia ya tenía su fama, de hecho el ex vocal de la Junta Juan Martínez de Rozas señaló en 1811 la necesidad de llevar a Santiago “oficiales experimentados de los batallones veteranos de Concepción y Valdivia” para formar un ejército patriota. No fue escuchado.
El general patriota Juan Mackenna relató que “se vio con asombro e indignación un puñado de chilotes y valdivianos apoderarse, casi sin tirar un tiro, de todo el Reino hasta orillas del Maule”. Otro testimonio recopilado por el padre Guarda en su libro alude al sitio de Chillán, del 27 de julio al 10 de agosto de 1813, onde se dijo: “los chilotes y valdivianos son los soldados más bravos que V. M. puede pensar, la boca del cañón de metralla no los espanta ni los hace retroceder”.
Durante el desastre de Rancagua, el 1 y 2 de octubre de 1814, la vanguardia realista está a cargo del batallón de Valdivia bajo el mando del coronel Juan Nepomuceno Carvallo (hijo de Ventura Carvallo), el mayor general es Julián Pinuer y los comandantes de la artillería e ingenieros José de Berganza y Miguel María Atero.
El propio general español Mariano Osorio halagó a los militares valdivianos que tuvo a su mando, luego de reconquistar el Reino de Chile e hizo inscribir en las banderas de su regimiento la frase “Todo el cuerpo valdiviano peleó en Chile por su Soberano”. Además se mandó a acuñar medallas de oro y plata que resalta las hazañas de batallón y el cuerpo de artillería de Valdivia en la recuperación de Santiago para la corona española.
Los soldados valdivianos siguieron en acción en favor de España, luego de vencer en Rancagua, pues estuvieron en la Batalla de Viluma, uno de los episodios de la Guerra de la Independencia de Argentina, donde las Provincias Unidas del Río de La Plata perdieron los territorios del Alto Perú (futura Bolivia) en la citada batalla acaecida el 29 de noviembre de 1815. El propio virrey José Fernando de Abascal indicó en el parte de acciones que “el batallón de los valdivianos… es tropa asombrosa, y fue el cuerpo que tomó la loma en que los enemigos tenían situada la mayor parte de su artillería”.
Valdivia debió esperar hasta el 3 de febrero de 1820 para ser conquistada por la República de Chile en la hazaña de Lord Thomas Cochrane y el mayor Jorge Beauchef. Los sufridos patriotas de Valdivia reaparecieron en la vida pública, destacando a Jaime de la Guarda que regresó a la ciudad en 1820 tras vivir prisión en Juan Fernández y fue ministro de Bernardo O’Higgins; el cura Isidro de Pineda no fue bien recibido por Beauchef quien lo desterró a El Callao; el cura Pedro José Eleysegui huyó a Mendoza en 1814 y fallecería después en Santiago; Vicente Gómez llegó a ser gobernador de Valdivia en 1820 y Ventura Carvallo dejó el ejército en 1815 y en 1820 finalmente se adhirió a la causa de la Independencia.
PARTE 1: https://www.diariodevaldivia.cl/noticia/cultura-y-educacion/2020/09/valdivia-ciudad-leal-al-rey-el-patriotico-golpe-de-todos-los-santos-parte-1
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