Chile a inicios de la década del 30 del siglo XX estaba pasando por varias crisis, tanto en lo económico con el impacto de la Depresión de 1929, y en lo político con la inestabilidad que se desató tras el derrocamiento del presidente Juan Esteban Montero, la instalación de la República Socialista de apenas 12 días y el nuevo golpe de Carlos Dávila en 1932, que traiciona a sus compañeros marxistas.
Es entre 1931 y 1932 que se produce un proceso de “limpieza” de las Fuerzas Armadas y del Orden en Chile, dándose de baja a todos aquellos que militaran en partidos de izquierda. Muchos militares quedaron cesantes de un día para otro y sin posibilidad de trabajar y por lo mismo vieron en los conflictos bélicos la posibilidad de ganarse un sustento para ellos y sus familias y, de paso, luchar por sus ideales personales, eso fue lo que ocurrió con varios militares de izquierda que primero acudieron a combatir a la Guerra del Chaco, en su mayoría por Bolivia y unos pocos por Paraguay, y al final de ese sangriento conflicto acudieron a España para defender a los republicanos de izquierda contra las tropas nacionales que dirigía Francisco Franco.
Como ya contamos en la primera parte, dos militares valdivianos integrantes del Partido Socialista acudieron a pelear por Bolivia en la Guerra del Chaco y cuando terminó el conflicto fueron a España y se sumaron al Ejército Republicano, ellos fueron los tenientes Rubén Soto Echenique y Luis Ángel Zendolla.
En 1936, año del inicio de la guerra en España, Rubén Soto tenía 27 años, mientras que Ángel Zendolla tenía 41 años. Ambos estaban casados y tenían hijos. En el libro del ex combatiente de las Brigadas Internacionales Gerald Gino Baumann, de nacionalidad suiza, los menciona a ambos soldados y los identifica como militantes socialistas, de hecho indica que Zendolla era secretario del Partido Socialista de Valdivia. Lamentablemente en Valdivia ese dato no se pudo comprobar, pues no existen archivos tan antiguos del partido, además varios de los antecedentes se quemaron en el ataque a la sede socialista ocurrida a fines de 2019 en el contexto del Estallido Social.
Curiosamente en los archivos del Ejército de Chile no figuran antecedentes de Zendolla, tampoco en la FACh, pues su arma era la Aviación. En el caso de Soto su hoja de vida del Ejército indica que entró como cadete en 1925 y que en marzo de 1932 “se le concede el retiro temporal”.
DESAPARECIDO
Tras servir en el último año de la Guerra del Chaco en el Ejército Nacional de Bolivia, ambos tenientes aceptaron el llamado de la Izquierda Internacional de ir en ayuda de la República Socialista de España que presidía Manuel Azaña. Así fue que las tropas republicanas contaron con ayuda de soldados de distintas nacionalidades, tanto de países de Europa como de América.
Grupo DiarioSur tomó contacto con la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales y tras revisar los archivos soviéticos que poseen aclararon que los dos valdivianos no integraron este grupo. Añadieron que “lo más probable es que por su formación y graduación hayan integrado el Ejército Republicano y no las BI”.
Lo que sí encontraron los brigadistas fue una encuesta en francés que lleno de puño y letra Luis Ángel Zendolla. Dicha encuesta corresponde a la llamada desmovilización del ejército republicano, pues entre 1938 y 1939 muchos extranjeros que combatían por los izquierdistas dejaron España y la mayoría escaparon hacia Francia.
El documento resulta muy revelador acerca de quién era Zendolla, pues indica su fecha de nacimiento y consigna a Valdivia como su ciudad natal y que su dirección era Picarte 915, a la altura de lo que hoy es el Terminal de Buses. Añade que posee la nacionalidad chileno española, que es casado con tres hijos, que tiene el grado de capitán por lo que es probable que los hayan ascendido en la Guerra Civil. El documento indica que Zendolla, junto a un soldado cubano, un italiano y una francesa dejaron España por Port Bou, en Cataluña, el 16 de enero de 1938. Se desconoce hacia qué localidad francesa pasaron, pero lo más lógico es que ésta haya sido Argeles-sur-Mer, donde al año siguiente pasaron miles de españoles que vivieron y murieron en dicho campo de concentración.
Este documento es la última pista que existe sobre Zendolla. No hay registros acerca de si volvió o no a Chile, por lo que es probable que se haya quedado en Francia o le haya ocurrido otra cosa antes o durante el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Su pista se esfuma en el misterio de los años.
En el mismo documento, Luis Ángel Zendolla escribió que sirvió en Castro Urdiales y Valladolid. Castro Urdiales queda en la región de Cantabria que era adepta los republicanos y posee un clima muy similar al de Valdivia, con mucha lluvia y frío en los inviernos y calor en verano, además de mucha vegetación y costa del Mar Cantábrico. Puede que Zendolla haya vivido la Campaña del Norte entre abril y noviembre de 1937 cuando las tropas franquistas atacaron las regiones del norte, interesantes por su poderío industrial, y se batieron en las batallas de Brunete y Santander.
La situación del norte republicano se hizo difícil tras la caída de la importante ciudad de Bilbao en junio de 1937, en pleno País Vasco, por lo mismo, los franquistas se fueron con todo sobre las vecinas regiones nortinas de Cantabria y Asturias. Muchos brigadistas internacionales perdieron la vida en esa batalla.
Durante la guerra hubo divisiones dentro del bando republicano y hasta combates entre ellos, pues había visiones encontradas sobre cómo hacer la revolución social y la guerra entre comunistas, anarquistas y socialistas. Por el bando franquista había tropas más preparadas para la guerra, además del apoyo bélico de la Italia fascista y la Alemania nazi.
En ambos bandos hubo horribles represiones, destacando la persecución a la iglesia católica de parte de los republicanos y persecución a marxistas, masones y cristianos protestantes de parte de los nacionales.
EL QUE VOLVIÓ DEL INFIERNO
A diferencia de Zendolla, Rubén Crispín Soto Echenique sí sobrevivió y retornó a Valdivia, aunque ninguno de los dos aparece en el listado de los refugiados que regresaron en el barco Winnipeg que trasladó 2 mil refugiados españoles a Chile, en gestión realizada por el poeta Pablo Neruda y respaldada por el presidente Pedro Aguirre Cerda en 1939.
Grupo DiarioSur pudo comprobar que el Centro Documental de la Memoria Histórica, donde está el Archivo General de la Guerra Civil Española, en Salamanca, sí posee información de Soto Echenique, pero el envío de todos esos datos ha sido complicado en contexto de pandemia: “el actual volumen de peticiones y la situación provocada por el COVID-19, han provocado una demora en los plazos”, manifestaron desde Salamanca.
Lamentablemente los descendientes directos de Soto fallecieron hace unos años y la familia ya no estaría radicada en Valdivia. El único familiar que nos compartió algo fue Víctor Monrreal, sobrino del veterano de guerra, y ex intendente de Valdivia y militante socialista. Monrreal recuerda a su “combativo tío” como un benefactor, pues lo indicó como un hombre que ayudó a sus padres y a él mismo en los años en que vivieron en Valdivia. Añadió que en lo político lo recuerda como un simpatizante del Partido Radical y de toda la efervescencia que provocó el presidente Pedro Aguirre Cerda y su Frente Popular entre 1939 y 1941, por lo que es probable que tras vivir los horrores de la guerra en Bolivia y España apoyó la causa de la revolución desde las urnas, dejando atrás el camino de las armas para siempre.
Rubén Soto Echenique posteriormente trabajó en la empresa de molinos de la Sociedad Industrial Kunstmann de Collico y llegó a ser presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Valdivia.
Su esposa era la dama sanjosina Elena Melo que le dio a sus hijos Rubén y Gonzalo.
El veterano que vivió el “Infierno verde” del Chaco y la peor guerra civil del siglo XX encontró la ansiada paz en su natal Valdivia. Soto falleció el 10 de septiembre de 1969 y sus restos descansan en un nicho del Cementerio General de Valdivia, de Zendolla, en cambio, no se sabe su último lugar de descanso.
Según la historiadora rusa Olga Ulianova fueron más de 60 los chilenos que defendieron la causa de la izquierda española en la guerra civil.
VER PARTE I:
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