El reportaje “Gitano y Big King, los caballos leyenda del Parque Saval” generó una serie de recuerdos en lectores de Grupo DiarioSur y, al mismo tiempo, un conocimiento de esta historia valdiviana que estaba algo olvidada, para las nuevas generaciones.
Uno de esos seguidores fue Frederic Smith, quien escribió una carta el director y confidenció que estuvo presente en el triste momento de la muerte de Gitano.
Se trata de uno de los caballos mencionados en el reportaje, el que murió en 1959 y era montado por la conocida benefactora valdiviana María Inés Haverbeck, conocida cariñosamente como Marilita.
Por Frederic Smith
"Sólo puedo agregar algún detalle que me consta porque estuve allí esa tarde inolvidable de 1959, durante el Concurso Hípico de la Exposición de la Saval.
En aquellos tiempos, había competencias de saltos en ese recinto a lo largo de todo el año, en las cuales los jinetes sureños participaban con buenos resultados frente a representantes del Ejército y de Carabineros, y el concurso que se celebraba durante la exposición anual era el momento estelar de la disciplina.
A los niños nos encantaba gritar ¡Cero faltas! junto con el locutor, cada vez que se completaba un recorrido impecable.
En la oportunidad que recuerda el Diario Futrono, la jinete que montaba en Gitano era Marilita Haverbeck de Allende.
La sorpresa experimentada al verla caer junto con su cabalgadura se transformó en un silencio sepulcral cuando advertimos que abrazaba con angustia el cuerpo obviamente sin vida del caballo. Así se quedó llorando, por un tiempo que nos pareció interminable".
En el reportaje se recuerda que Gitano era de propiedad de Francisco Lüttecke y en otro reportaje, que recuerda la figura de María Inés Haverbeck, hija del empresario y senador Carlos Haverbeck y esposa del diputado Nicanor Allende, se hace énfasis en el amor que sentía esta valdiviana por los animales.
María Inés Haverbeck tenía varios perros y practicaba la equitación como toda una amazona. Era muy normal verla caminar por las calles de Valdivia usando pantalones y botas de montar, sin importarle los prejuicios de la década de los cincuenta.
Tal como comenta Frederic Smith en su relato, María Inés Haverbeck era la que montaba a Gitano, un bello caballo blanco, y en su décimo séptimo salto sufrió una ruptura vascular que lo hizo caer fulminado cuando ya había pasado la valla.
Su jinete María Inés Haverbeck quedó abrazada a su caballo, llorando desconsolada y partiéndole el corazón hasta a los más serios caballeros que veían la jornada desde las tribunas del Parque Saval.
Gitano fue despedido por un toque de silencio de la banda militar y por la emoción de todos los participantes y espectadores que presenciaban el concurso ecuestre. Ganó después de muerto.
Con el tiempo la familia Haverbeck sepultó al caballo en la Saval y se le puso una lápida de bronce que decía Gitano.
Varios valdivianos que paseaban por el Parque Saval acudían a ver la sepultura como una curiosidad. Lamentablemente personas inescrupulosas robaron la placa de bronce del noble caballo.
María Inés Haverbeck falleció un 23 de abril de 1973 junto a su hijo Carlos Allende en un accidente automovilístico cerca de Zapala, Argentina.
Su figura es recordada por ser, junto a su madre Inés Bischoff von Stillfried, benefactora de varias instituciones sociales de la ciudad y por que ambas donaron los terrenos para la instalación de la Universidad Técnica del Estado en los Barrios Bajos y que actualmente es el Campus Miraflores de la Universidad Austral de Chile.
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