La Convención Constitucional está próxima a cumplir un mes de trabajo y que por lo observado, resulta difícil poder realizar un análisis optimista sobre lo que se viene, en los próximos meses. Es innegable, que la instalación de la Convención Constitucional ha estado accidentada y con preocupación observamos que el camino que va tomando, las consecuencias para el futuro del país irán quedando más claras en los meses que se vienen.
Es importante tener presente que, mientras más extensa, ambigua y contradictoria sea el texto de la nueva Constitución, más tiempo tomará para que, después de su promulgación, el país logre reducir los altos niveles de incertidumbre sobre las reglas del juego, que inevitablemente siempre se producen cuando un país decide reescribir las normas sobre las que se construye su institucionalidad.
Esta semana, entre convencionales nuevamente disfrazados, vimos la decisión de la Convención Constitucional, de aumentar el número de vicepresidencias para intentar representar a todos los sectores, lo que ha sido un esfuerzo por intentar construir el consenso.
Lo cierto es que esa decisión permite anticipar el criterio para dirimir diferencias, buscando satisfacer a todos los sectores y dejando atrás, la práctica republicana como es: el debate con alturas y votar (cómo corresponde, en democracia),para avanzar en una dirección determinada. Este nuevo mecanismo de “generación de consensos”, permite generar un texto constitucional, con la forma de un árbol navideño, para todos los gustos y cuyo resultado es que tendremos una Constitución extensa, llena de contradicciones y ambigüedades.
Siendo optimista, una vez que entre en vigencia, en caso de ser aprobado en el plebiscito de salida, los miembros de la convención constitucional darán por terminada su tarea “con éxito”.
Pero, esta nueva manera de generar “los consensos”, se traduce en constituciones con ambigüedades que inevitablemente, llevan a procesos de judicialización y el resto del país entrará en un prolongado período de incertidumbre.
Así los tribunales de justicia y el órgano que deba dirimir diferendos constitucionales, el sucesor del actual Tribunal Constitucional, deberá comenzar una extensa y compleja tarea por descifrar las ambigüedades y contradicciones, que deje el nuevo texto constitucional.
Pasarán varios años antes de que se termine de aclarar las contradicciones que van a quedar en él. Es la hora, que la Convención enderece el rumbo ya que la víctima puede terminar siendo la propia sociedad chilena al contemplar desvalido, cómo no se logra avanzar en la redacción de una nueva Constitución.
Marta Canto Castro. Administrador Público UCEN.
Presidenta Fundación Foro Los Ríos.
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