La jornada escolar completa fue implementada en Chile en el año 1997 en el gobierno de Eduardo Frei Ruiz Tagle y tenía como objetivo mantener a los estudiantes en los colegios y sobre todo cuidar a los más vulnerables dado que en muchos hogares, los niños y adolescente, no tenían el cuidado necesario. Además, es un aliciente para sacar a los jóvenes de sectores vulnerables de la delincuencia y las drogas, por lo que se perseguía fomentar todas sus capacidades, habilidades y destrezas con talleres lúdicos, deportes, cultura, principalmente actividades recreativas.
En la actualidad, las actividades extracurriculares pasaron en la mayoría de los casos a horas de clases de preparación de pruebas SIMCE, PAES. Algunos estarán de acuerdo con más horas lectivas, porque así los estudiantes aprenderán más y adquirirán mayor conocimiento, pero en la realidad se ha visto que esto está lejos de suceder, o sucede todo lo contrario, ya que la capacidad de concentración no es la misma desde las primeras horas de iniciar la jornada escolar que después de la hora de almuerzo. Esto queda claro en los resultados cada vez más bajos en las principales pruebas y sobretodo en colegios públicos donde la calidad de la educación cada día está al debe sobre todo en colegios emblemáticos, en todo el país.
La discusión sobre el equilibrio entre la vida educativa de nuestros hijos y vida familiar es crucial, porque antes que nada los alumnos son personas y durante su vida tiene diversos intereses y la educación es poder darle esas herramientas para motivarlos a desarrollar sus capacidades y habilidades.
La pregunta sobre por qué los alumnos deben afrontar una jornada escolar de 42 horas es muy válida, más cuando se aprueba una Ley de 40 Horas para los trabajadores lo que significa un avance importante en términos de bienestar y equilibrio de la vida laboral y familiar. Esto pone de manifiesto la necesidad de revisar y adaptar los sistemas educativos para garantizar un balance adecuado entre el tiempo dedicado a la educación formal y el descanso de los estudiantes y la conciliación con la vida familiar.
Por Ximena Castillo Becerra
Consejera regional de Los Ríos.
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